En plena Guerra Mundial, concretamente el 27 de abril de 1916, Valle-Inclán viajó a Francia, donde permaneció dos meses. Durante ese tiempo realizó varias visitas al frente de guerra siguiendo itinerarios muy concretos, que compaginó con estancias intermitentes en París. De esa intensa experiencia dejó constancia escrita en un pequeño cuaderno de notas, un cuaderno vertical, de hojas rayadas y cubiertas negras -similar a un Moleskine-, que presumiblemente no fue el único que llevó consigo, pero sí el único que se ha conservado. Se trata de una suerte de cuaderno de bitácora de carácter estrictamente personal, que da cuenta de las observaciones e impresiones del escritor sobre los efectos de la guerra en la vanguardia y la retaguardia francesas, subrayando el patriotismo del pueblo y del ejército francés, a quienes rinde homenaje de admiración constantemente. Este manuscrito, rigurosamente inédito, se ha conservado a lo largo de un siglo en el archivo privado de la familia Valle-Inclán Alsina, con otros materiales autógrafos originales y documentos desconocidos, que conforman el excepcional legado, que ahora custodia la USC por convenio firmado con los Herederos del escritor.El valor de este diario es múltiple: por su carácter testimonial ha sido la mejor guía para la reconstrucción de aquella experiencia tanto...
