En esta obra, el poeta deja constancia inequívoca de su estilo en la creación de personajes memorables como Baba La Turca o Mother Goose y en la fuerte impronta de moral cristiana coincidente con la recuperación del sentimiento religioso de Auden que anota entre líneas. Sin embargo, la marca más importante que Auden imprimió a La carrera del libertino es aquella que justifica con creces la recomendación inicial de Huxley: su extraordinaria pericia verbal, su dominio de la rima en todas las variantes, y su certera habilidad combinatoria que hacen del libreto un texto exquisito de calidad única.