Esta serie de ensayos tiene como denominador común con los otros libros de C. S. Lewis el hecho de ser una obra decidida y valiente, sutil y afilada, que narra lo importante con claridad de la melodía. Es esta una de las grandes características de Lewis: hacer coexistir, en buena armonía, la simpleza y el rigor, la transparencia y la precisión al hablar de aspectos como los milagros, la relación ciencia-fe, la Redención o el destino final del ser humano. Pero Dios en el banquillo es además un libro único por su juiciosa doctrina moral y su pensada defensa de la ley natural. Frente a algunas éticas formales, utilitaristas e indoloras, que son como hojas despojadas de una rama, sin savia y vitalidad al no tener fundamento, Lewis presenta la moral cristiana como una bocanada de aire puro.