Mensajes de WhatsApp, redes sociales, correos electrónicos, fotografías y videos digitales, hojas de cálculo, registros de cajeros automáticos, rutas GPS, navegación por la web,... Los hechos del mundo digital tienen relevancia jurídica en muchas ocasiones porque generan obligaciones o prueban el cumplimiento de los contratos (facturas electrónicas, contratación bancaria); causan daños a terceros que han de ser reparados; son constitutivos de delito, como phising, terrorismo yihadista, ciberodio, cyberbullying o e-violencia de género; contribuyen a probar delitos de tráfico de drogas, corrupción o crimen organizado; acreditan violaciones de deberes del trabajador durante su jornada laboral; o recogen la relación del ciudadano con las Administraciones Públicas. Esta obra pretende contestar a las siguientes preguntas comunes a los procesos en todos los órdenes jurisdiccionales: