El autor canta en poemas siempre cortos proporcionalmente a su carácter efímero (aunque su efecto podría ser perenne), y lo hace poetizando objetos considerados tradicionalmente nada poéticos, pertenecientes a esta misma cotidianeidad urbana rutinaria y sombría: El diamante no lo alcanzo, / ni el oro está a mi alcance; / de la chatarra inservible / te forjo un verso flamante.