Desde una actitud radicalmente inconformista, en constante búsqueda, que desafía continuamente lo establecido, lo demarcado, lo esperable, David Trashumante continúa retorciendo temas clásicos (en esta ocasión, la muerte) explorando y jugando con diferentes acercamientos y posibilidades expresivas, haciendo de lo incómodo estímulo para el cuestionamiento de la realidad y de nuestra manera de comunicarnos. La inquietud formal se une a una perspectiva disidente, a una liento antagonista, para, desde el respeto por la memoria,confeccionar un original mosaico donde convive la irreverencia, la denuncia, la chispa cómica, la angustia existencial, la rabia y la indagación lingüística. A viva muerte, en definitiva, nos empuja a defender con ahínco la vida, la dignidad y una mirada desembelesada que nos mantenga aún humanos.