Un Pegaso, el caballo alado de la mitología clásica, remata la fuente del patio prioncipal del Palacio Nacional de México. Cuando el edificio fue restaurado y se repuso la figura simbólica en su sitio, Guillermo Tovar de Teresa se preguntó cuál podría ser su significado. Intentar ofrecer una respuesta le llevó un par de décadas y el poeta y ensayista Octavio Paz lo animó a publicar el resultado de su interpretación en un número de la revista Vuelta en 1984, que el Premio Nobel de Literatura por enconces dirigía.