El autor considera ante todo el vino como un producto cultural; de ahí que lo ubique decididamente dentro de la historia de la cultura. A lo largo de las páginas del libro, se puede contemplar con claridad las relaciones del vino con otras manifestaciones culturales de tipo artístico, literario, histórico y religioso. Los grandes nombres de la cultura alemana aparecen citados en este contexto. Asimismo, se analiza el papel que juega el vino en la vida cotidiana de los alemanes. A pesar del creciente interés en España por los temas vinícolas, aún no hay entre nosotros una monografía específica sobre el vino alemán. Sin embargo, en algunas tiendas especializadas y en determinados supermercados con secciones gourmets, así como en las cartas de diversos restaurantes, las botellas del vino alemán están presentes. Es frecuente oír al respecto el siguiente comentario: “¡Uf, qué difícil resulta entender bien las etiquetas de estos vinos!”. Pues bien, uno de los cometidos primordiales de esta obra es llenar en lo posible este vacío informativo. El libro se inserta además, por su misma estructura, en el actual auge del enoturismo. En el libro se describe con precisión la situación y características del viñedo germano, un viñedo que data ya de la época de los romanos. Gran parte de las viñas alemanas se encuentran en el límite de maduración de la uva; más arriba de los 50º de latitud –línea que atraviesa la región del Rheingau-, ya sólo se puede producir cerveza y aguardiente. Pero, como el mismo Goethe dijo en cierta ocasión, es en las grandes dificultades y adversidades naturales donde nacen muchas veces los grandes vinos.