Presentación de Guillermo Fatás Cabeza. Aunque interesado en numerosos y muy diferentes ámbitos, Joaquín Costa tuvo vocación y mentalidad de historiador. Sin embargo, para deshacer tanto enigma como estorbaba a la mejor comprensión de la historia de España, encaraba cuestiones históricas complejas como de paso, una entre otras muchas, hasta el punto de que la ingenuidad desde la que asumió tan abundantes desafíos lo convirtió en víctima de su propia invencible voluntad. Con todo, aunque no faltan motivos para una crítica justificada, ésta no debe hacer olvidar la extensión de los escritos históricos de Costa, el tiempo en que se redactaron, la precariedad de los medios con los que aquél contaba y la situación relativamente marginal que ocupaban entre los objetivos generales de su autor. Bajo el título Estudios ibéricos fue editada en 1895 una recopilación de trabajos en los que Joaquín Costa había abordado durante los años inmediatamente anteriores diversos aspectos históricos, arqueológicos, epigráficos y lingüísticos de la Antigüedad peninsular. Originalmente publicados bajo el seudónimo Mortuus Quidam (Un muerto cualquiera) en la revista La Controversia, dichos trabajos fueron integrados en dos amplias secciones, La servidumbre entre los iberos y Litoral ibérico del Mediterráneo en el siglo VI-V antes de J.-C., las cuales constituían el inicio de un ambicioso proyecto con el que Costa se proponía realizar una revisión crítica de las fuentes históricas sobre la Península Ibérica durante la Antigüedad y que, lamentablemente, quedó reducido a este único volumen, merecedor del premio Fermín Caballero otorgado por la Real Academia de la Historia. La presente edición recupera dichos escritos, precedidos por un estudio introductorio elaborado por Guillermo Fatás.