En este libro no descubrimos nada que no supiéramos: Julio César es un excelente prosista en castellano, pero en castellano puro y duro, apoyado en jun léxico cincelado a través de su continuo deambular por lugares y lugarejos y su relación con gentes variopintas, sabias y tiernas, humildes y dignas. Mozos en quintas, jóvenes tiernas que intentan superar una vida un tanto gris y en absoluto pecaminosa, mujeres enlutadas que llevan una existencia dura pero sin menoscabo de su dignidad; alcaldes, alguaciles, guardias o boticarios que desarrollan su función de modo altruista, en unos casos, o de modo facineroso, en otros, como, por ejemplo, el alcalde destituido por su oscura gestión económica y la acción de una secretaria municipal joven y moderna.