Javier Alberto Bernal Ruiz Hablar de técnica, de táctica, hablar de agilidad, de velocidad en el juego, hablar, en definitiva, de cualquiera de los muchísimos elementos que interactúan en el fútbol, no sería posible sin entender y comprender la importancia de dos que considero esenciales: el toque y el equilibrio. Del mismo modo que no podemos pretender que un niño empiece a leer si aún no conoce las letras y los sonidos y significados que forman al unirse, en el fútbol es imposible avanzar sin conocer el balón y cómo actúa cuando entra en contacto con cualquier parte de nuestro cuerpo. Se dice entonces que cuando un jugador siente el balón, lo golpea con la fuerza exacta que precisa el movimiento, comprende dónde va a ir según el efecto que lleve, lo controla, estamos ante un “crack”. Por equilibrio se entiende armonía y efectividad, no solo en los movimientos del jugador, sino en los de éste con el balón. Jugador y balón deben ser una misma unidad, moverse en la misma dirección y buscar los mismos objetivos. El equilibrio en fútbol es, nada más y nada menos, que la adaptación de nuestro cuerpo a las modificaciones que sufre con el movimiento, y esto incluye el ser capaces de fintar a un lado y lanzar el balón al contrario, golpear con eficacia desde posiciones poco habituales, esperar en movimiento el momento adecuado para regatear, etc. La ejecución de los ejercicios y actividades que proponemos en las siguientes páginas debe ser un complemento a los entrenamientos diarios de los jugadores, y podría considerarse como una parte más de los mismos, ya que les enfrenta a situaciones variadas y les aportan una gran cantidad de recursos que, una vez adquiridos, pueden ser utilizados más tarde en situaciones reales de juego, aumentando el nivel y la calidad de las acciones.