No hay nada ni nadie que pueda ocultar durante treinta años una gran maldad? Con la intención de disfrutar de unas cortas vacaciones de invierno Laura y Juan acompañados de su hija pequeña se hospedan en Beaumont Place, un viejo caserón en los acantilados de Laxe, localidad de la costa coruñesa. Durante el transcurso de su estancia van conociendo a algunos de los habitantes del pueblo, tales como los actuales dueños de la casa, Constanza y su hijo Adolfo, familia de ascendencia inglesa, muy rica e influyente en la zona. También nos encontramos con la estoica figura del jardinero de la casa, un simpático pescador jubilado, una joven vagabunda, y el huraño farero de Laxe. A través de sus relatos y de ciertos sucesos que inesperadamente ocurren en la casa nuestros protagonistas van poco a poco encajando las piezas de un misterioso puzzle que revela los ambiciosos entresijos de la familia Beaumont, hace treinta años marcada por la tragedia. Movidos por la curiosidad emprenden su particular investigación sin que falte en ella momentos trepidantes que mantienen en vilo al lector hasta finalmente descubrir un secreto muy bien guardado. La autora sabe colocar en boca de los curiosos personajes de El Faro de Beaumont Place los fragmentos de una elaborada historia llena de misterio y de romanticismo que cautiva con rapidez al que la lee
