Cada día va a más la idea de que vivimos en una aldea global, que de Tierra sólo tenemos una y hemos de conservarla entre quienes la habitamos. Esta certeza de que los recursos se agotan, de que todos tenemos una responsabilidad y que podemos hacer algo para que el mundo mejore, es una realidad cada vez más presente en nuestra vida cotidiana. Para ir fomentando en la escuela una conciencia ecológica, es conveniente incidir en los hábitos y costumbres de consumidores responsables de nuestro alumnado, incorporando en el currículo los contenidos que se deriven, ya sea de una manera transversal o a través de asignaturas o áreas próximas. En este libro se recogen experiencias y buenas prácticas que se han llevado a cabo en centros escolares, y también se muestran las iniciativas de enseñantes y equipos docentes comprometidos con la preservación y mejora del medio a través de un comportamiento sostenible en las acciones cotidianas.