La observación participante que una mujer en un país semicolonial dirige al enigma del ser humano está signada por la doble marginalidad que supone su pertenencia al segundo sexo en el Tercer Mundo. Este lugar proporciona una perspectiva privilegiada para atisbar a través de las máscaras y disfraces de quienes están ubicados de manera más central con respecto al poder o de aquellos otros que pretenden participar de él. La fascinación narcisista que emana del poder atrae a no pocos hombres y mujeres que multiplican sus esfuerzos en pos de fetiches fálicos, señuelos de brillo engañoso, que con frecuencia ocultan un vacío existencial. Este libro apunta a señalar algunos de los problemas de identidad enraizados en nuestro imaginario social y a reflexionar acerca de las distorsiones ocasionadas en la formación de nuestra subjetividad por las fantasías desiderativas de ser aquello que no somos pero imaginamos ser. Los medios masivos de comunicación contribuyen poderosamente a alimentar tales ilusiones. Más allá de los vertiginosos cambios externos, los estereotipos y prejuicios, sostenidos con firmeza a los fines de que todo siga igual, requieren un trabajo crítico que nos permita tomar conciencia del autoengaño y de la autocomplacencia. El psicoanálisis situacional, que incluye el contexto sociocultural, es un recurso privilegiado para contribuir a tales investigaciones, pero su operatividad está sujeta a la decisión de revertir el proceso de deterioro espiritual que nos aqueja.