Contrariamente a la opinión generalizada, en el teatro español del siglo XVII la forma del verso (es decir, la elección del metro y en su caso de la estrofa) no es cusal ni gratuita, ni fruto del azar o del capricho estético del autor, sino que se ajusta con toda precisión al contenido como pauta técnica de trabajo práctico para los profesionales, puesta conscientemente por los autores dentro de la propia letra.