Muchos han sido los libros que se han publicado sobre Juan Pablo II, pero en esta ocasión nos encontramos ante un libro distinto. Su autora, Wanda Póltawska, médico psiquiatra polaca, fue arrestada por la Gestapo durante la ocupación alemana y encarcelada en el campo de concentración de Ravensbrück. Tras la derrota alemana pudo volver a Polonia. Fue entonces cuando conoció y descubrió a Karol Wojtyla. Era entonces un sencillo sacerdote que se convirtió en su director espiritual y confesor, en su fuente de inspiración y convicción. Una amistad que ha durado toda una vida. Diario de una amistad no es una biografía, es un libro-diario que recoge escritos inéditos de Juan Pablo II, apuntes de la autora, sugerencias para la vida espiritual y sobre todo una selección de la correspondencia que mantuvieron Wanda Póltawska y Karol Wojtyla durante cincuenta años; unas cartas que muestran la sensibilidad y humanidad del papa. En definitiva, se trata de una selección de meditaciones cotidianas, confesiones, mensajes, reflexiones (algunas, incluso, a petición del Santo Padre que le hicieran recordar sus amados paisajes de Polonia y los retiros espirituales que realizaron durante sus períodos vacacionales), y pensamientos de la autora, en especial sobre el dolor (el padecimiento de su enfermedad mortal y su posterior recuperación milagrosa por intercesión del Padre Pío); apuntes e impresiones que la doctora Póltawska escribió durante años y que el mismo Juan Pablo II leía, valoraba y le animó a escribir. Tenemos ante nosotros un diario particular del alma, no sólo de la autora sino también de Juan Pablo II, su director espiritual, su parangón, su gran Hermano, como la autora le llama. Un libro que nos revela detalles del alma de Karol Wojtyla.