Este es un libro para filmósofos. Es decir, es un libro para aquellos amantes de la filosofía que quieran aprender algo más sobre el cine, y un libro para cinéfilos que quieran conocer algo más sobre filosofía. Ciertamente las relaciones entre filosofía y cine son indisolubles desde el mismo nacimiento de este último. Pero estos vínculos son demasiado vastos como para tratarlos en una sola obra. Por ello este libro se centra en un aspecto básico de ambos: su capacidad para cuestionar la realidad. Desde el mismo nacimiento de la filosofía ésta fue una tarea fundamental (epistemológica), ver la verdad en lo invisible, cuestionar el llamado «sentido común». Y esta es una característica que encontramos en los mismos cimientos del cine: desde «la caverna de Platón» a Matrix, desde el «genio maligno» a El show de Truman, y desde Metrópolis a Foucault, esta es una tarea compartida. Hay un último aspecto muy importante a señalar. El cine (y por supuesto la filosofía) refleja los deseos, los miedos y las inquietudes de la sociedad donde se genera. Esta es otra tesis fuerte del libro. Desde este punto de vista no son más importantes las películas llamadas “intelectuales”, o más aceptadas por la crítica, que las cintas más populares. Todas son reflejos de una época y de una preocupación: desde el miedo a una invasión en la «Guerra Fría», a la dejación de nuestro control por las máquinas, desde la inquietud por el poder de la cibernética, a la intranquilidad por los avances de la biología, el cine siempre ha sido una expresión de nuestras preocupaciones, a veces como denuncia y a veces como apología, pero siempre marcando el pulso de nuestras inquietudes. Por ello este libro no sólo habla de cómo nos hemos cuestionado la realidad hasta hoy (el cine y la historia de la filosofía); sino de cómo nos cuestionamo el mañana (el cine y las [anti]utopías).