El día de Oprichnick describe en clave de esperpento el futuro de una Rusia no muy lejana. Una nación que vela por la vida de sus súbditos a cambio de que estos amen a su Soberano por decreto. Un pueblo vigilado por un gobernante omnipresente, rodeado de leales que le protegen. Un mundo autoritario donde todo está al servicio del poder y a la mayor gloria de su Soberano.