Esta obra puede considerarse una continuación a Apercepciones sobre la Iniciación. En ambas René Guénon describe la naturaleza de la iniciación como transmisión de una influencia espiritual destinada a permitir al hombre alcanzar el estado espiritual que diversas tradiciones designan como el estado edénico, para elevarse después a los estados superiores del Ser y obtener al fin lo que se puede llamar la Liberación o el estado de Identidad Suprema. El autor trata de los diversos obstáculos mentales y psicológicos que pueden oponerse a la comprensión del punto de vista iniciático y a la búsqueda de una verdadera iniciación distinguiendo nítidamente entre la influencia espiritual propiamente dicha y las influencias psiquicas que, todo lo más, pueden llegar a ser su vestidura. A pesar de la creciente laicización del mundo actual Guénon insistirá en que no es ciertamente imposible para un occidental encontrar una vía de realización iniciática si se mueve con prudencia y criterio suficiente como para guardarse de todos los falsos esoterismos de los ocultistas, de los teosofistas o de las fantasías más seductoras que aparecen en los llamados mercados multimedia de la pseudo-espiritualidad o de la Nueva Era.