Alí Chumacero recibió en 1962 una carta del investigador Seymour Menton: el profesor neoyorquino le proponía la publicación de una antología sobre la narrativa hispanoamericana que él mismo había elaborado a partir de sus necesidades académicas, por no encontrar en el mercado alguna obra que satisficiera las necesidades de sus cursos de literatura. Quizá nunca imaginaron la repercusión académica ni editorial de aquel proyecto; desde su primera edición, en 1964, y hasta la séptima del 2003, esta obra es una muestra amplia y sólida de la narrativa breve en lengua española, lo que la volvió indispensable en prácticamente todos los programas educativos que comprenden la literatura hispanoamericana y entre los lectores por vocación.