En este libro una mujer se atreve a hablar de deseo. De ese deseo real, intenso, por el hombre elegido, que se oculta de las palabras, que se esconde detrás del silencio. Sandra Russo, con una prosa mágica y audaz, nos sorprende con estos viajes eróticos por la geografía masculina, que le dicen a él lo que -sólo a veces- queremos que sepa. Ya nos besamos hasta el cansancio de las lenguas. Ya pasamos por todas las estaciones del beso. Apoyo mi boca en tu cuello y respiro en él. Respiro tan agitada que soplo. Soy un ave. Sé que apenas nos dimos unos besos y que me esperan las alturas...