Para bien y para mal, la historia de Occidente es cristiana. Pero el cristianismo que triunfó bajo la mano fuerte de Constantino y que se convirtió en el alma de Occidente, llevaba dentro de sí las claves dela religiosidad del Mediterráneo antiguo. La intención de este libro es desvelar cuáles fueron esas claves, cómo y sobre todo por qué llegaron a ser cristianizadas. Cada uno de los cuatro capítulos analiza un fenómeno esencial de la piedad cristiana: el sacrificio, la oración, los ritos funerarios y la conversión. Por supuesto, cada uno de ellos existía ya en el entorno del cristianismo antiguo. La originalidad cristiana consistió precisamente en dotarlos de apariencia cristiana, en reinterpretarlos hasta hacerlos casi irreconocibles para sus propios contemporáneos. Como secta del judaismo, el cristianimo necesitaba apartarse de la religión madre y encontrar su propia identidad; como religión monoteísta que ambicionaba ser universal, debía rechazar con firmeza todo lo que no pudiera reconocerse como cristiano. La ironía del destino quiso que en aquel proceso de renuncia la piedad pagana quedara unida para siempre a la cristiana.
