Quienes desprecian a Alejandro Magno lo detestan por las vidas que se perdieron en la prosecución de sus propias ambiciones. Este libro constituye un intento de presentar lo que su magnitud pudo haber sido. Alejandro no era un soñador, pero se le puede reconocer que tenía visión de futuro, aunque murió tan joven que nunca podremos estar seguros de lo que esperaba mostrar en el mundo político.