El estudio de las restricciones eléctricas en Cataluña durante los años cuarenta y cincuenta es un tema fudamental para conocer los efectos de la política autárquica franquista en Cataluña. El régimen culpaba de la mala situación económica las destrucciones causadas por la guerra y, en el caso de la baja producción eléctrica, la persistente sequía que impedía mantener en pleno rendimiento las centrales hidroeléctricas pirenaicas. Lo cierto, sin embargo, es que las destrucciones de guerra fueran muy inferiores de lo que pretendía el régimen; nada que ver con las pérdidas que ocasionó la Segunda Guerra Mundial en la mayoría de países europeos donde, sin embargo, la recuperación económica fue mucho más rápida, de manera que al fin de la década de los cuarenta ya se habían alcanzado los niveles de preguerra, mientras que en Cataluña habrá que esperar a mediados de la década de los cincuenta por lograr los niveles de 1936. Las restricciones eléctricas, como el mercado negro, el estraperlo, las cartillas de racionamiento, el hambre, la miseria, la desnutrición, la reaparición de enfermedades ya erradicadas, la falta de productos básicos, de materias primas y de combustibles, la falta de renovación de la maquinaria industrial y de los bienes de equipamiento, etc. fueran consecuencia directa de aquella política autárquica, mezcla de ignorancia, estupidez y prepotencia de una dictadura que se legitimava a si misma apelando al derecho de conquista.
