Hace 300 años que nació Benjamin Franklin y su Autobiografía mantiene el vigor, la fina ironía y la capacidad de descubrimiento que la hicieron famosa en el siglo XVIII y en años siguientes. Escrita con una soltura desconcertante y una agilidad rabiosa propias de la actualidad, este clásico de la literatura norteamericana fue escrito originalmente para William, su hijo.