Este ensayo propone una reflexión acerca de nuestra situación histórica actual y su relación, casi causal, con la ausencia de una “ciencia” que motorice un “progreso” diagnosticado más allá de las variables económicas favorables en algún momento. Es decir, una “ciencia moderna” y un aparato educativo que, en tanto formas de interpretación de la realidad (visión de mundo), nos permita superar el “oscurantismo”, cuya ignorancia funda el sometimiento económico y político al Primer Mundo. Invertir la visión propia del “oscurantismo” significaría entender que “los tercermundistas no se encuentran económicamente arruinados porque deben dinero, sino que deben dinero porque no saben, no pueden y porque tienen una visión del mundo incompatible con una sociedad moderna”.