Allá donde el sauce se encuentra con el agua, un renacuajo conoció una oruga. Se miraron perplejos a los ojos... ¡y se enamoraron! “Me encanta todo de ti”, dijo la oruga al renacuajo. “Prométeme que nunca cambiarás”. Y, como un bobo, el renacuajo se lo prometió. Pero todos sabemos que los renacuajos cambian, y las orugas también. ¿Cambiará también el amor que sienten el uno por el otro? Este cuento tragicómico sobre el ciclo de la vida de ranas y mariposas, con su pícaro sentido del humor, encantará a los niños y seguro que también entusiasmará a los adultos como perfecto antídoto al “y vivieron felices para siempre”.