Sobre el terreno vivi贸 las claves del conflicto. Comprendi贸 el sentido de la lucha. Vibr贸 al un铆sono con sus Cristeros. Consol贸 a los padres de los m谩rtires, que lloraban de dolor y alegr铆a simult谩neamente. Areng贸 a los combatientes. Sinti贸, en sus entra帽as, la agon铆a del catolicismo y su estrangulamiento por unos dirigentes marxistas que no hab铆an previsto en su tosca crueldad la energ铆a del Evangelio.Tambi茅n observ贸 de cerca a los revolucionarios marxistas y pudo estudiar sobre el terreno, su fracaso social y agrario.Visit贸 las escuelas con los crucifijos profanados, gir贸 visitas a las c谩rceles y prisiones, para analizar en directo el sistema penitenciario, asisti贸 a org铆as y m铆tines convocados por los nuevos tiranos de la situaci贸n revolucionaria.Tal fue su intensa actividad que recopil贸 papeles y documentos que, en bruto, pesaban 72 kilogramos. Era el material que traer铆a para B茅lgica como prueba evidente de lo que hab铆a sucedido, que personalmente pudo contemplar y que estaba ocurriendo en M茅jico.
