Las mañanas de casi todos los sábados, un ejército de sigilosos cocineros disfrazados de personas normales colapsan las colas de carnicerÃa y pescaderÃas en busca de pequeños tesoros que pasan inadvertidos como tales al común de los mortales. Entre cliente y cliente, camuflados en la normalidad de cada dÃa, escogen, seleccionan, reservan y acaparan sin razón aparente, para desconcierto de cuantos les rodean. Con furtivas miradas y crÃpticos gestos dan orden de apresar aquel langostino, aquella cigala o aquel esquivo calamar. Al llegar las doce de lam añana todos estos misteriosos personajes desaparecen como por arte de magia. Son ... los que van a cocinar una paella.