TE LLAMO PORQUE DebÃa decirte que he besado la felicidad y por eso te escribo. Quedamos en llamarnos -¿te acuerdas?- si sentÃa algo nuevo, indefinido, sin nombre, algo distinto. Y te llamo porque... ¿ Por qué te llamó? -sÃ, ya lo recuerdo-. Te llamo porque hoy siento que no siento; ni nuevo, ni distinto definido ni indefinido. No recuerdo lo que siento y, con todo, aún no siento, y siento sentirlo porque siento que el destino es un sin sentir sentido. ¡ Vaya! Lo siento, esto no era lo convenido. DebÃa decirte que he sentido felicidad y debÃamos besarnos hasta caer rendidos.