La consolidación del tebeo alternativo ha convertido los noventa en el periodo más rico de la historia del comic norteamericano. Durante esta década hemos podido disfrutar simultáneamente de la obra de cuatro generaciones de historietistas: los pioneros del underground aún en activo, los cultivadores de la semilla del alternativo sembrada en los ochenta, los primeros que se prestaron a seguir sus pasos y los novísimos autores que han crecido leyendo a tan ilustres predecesores.