Itsuo Tsuda es sin duda uno de los puentes más lúcidos entre el Universo mental de Oriente, donde lo cualitativo es una experiencia transpersonal, y Occidente, donde la Ciencia de lo cuantitativo es la medida de lo general. La razón por sí sola es un callejón sin salida para afrontar el misterio de la existencia, la ciencia a la que Aristóteles definió en el marco de lo general, encuentra en Tsuda el complemento de las ciencias de lo particular que practicó, desarrolló, e investigó toda su vida: Aikido, Seitai y Katsugen formaron la tríada que alimentó su insaciable curiosidad y que culminó en una obra magnífica. El suyo, más que camino de búsqueda, ha sido un sendero de encuentros. Su experiencia, rica y sensata, posee la fuerza y el vigor de quien ama con rigor la Verdad, y la humanidad de quien sabe de la maravilla de la diferencia. En este libro, Tsuda se adentra en algunos de los conceptos esenciales de la Cosmogonía de Oriente desde la visión del Aikido y el Seitai y de su influencia en nuestros sentires y enfoques de la salud, la respiración, la sexualidad o el dolor, ahondando en algunas de las principales contradicciones a los que la visión occidental de estos asuntos nos conduce. Sus propuestas, realizadas a través de la escuela de la respiración y el Katsuren, completan un libro indispensable para los verdaderos amantes de la sabiduría que Oriente nos ha legado. Eligiendo este título un tanto descabellado, La ciencia de lo particular, he lanzado sin quererlo un desafío a la máxima de Aristóteles: Sólo hay ciencia de lo general. Que yo conozca a una persona, a sus padres, a sus amigos, sus modales, sus tics, lo que le gusta, lo que detesta, tan minuciosamente como sea posible, no son datos provistos necesariamente de un valor científico. Estos datos se vuelven científicos sólo a partir del momento en que proporcionan los materiales a un sistema de encuesta que conduce a alguna fórmula general: tal porcentaje de la población está en pro o en contra de tal cosa. Sin embargo, una conclusi&
