La autora sostiene que el secreto del éxito no se encuentra en las competencias técnicas de un profesional, ni tampoco en la experiencia, sino en las habilidades vinculadas a la inteligencia, emocional. La comunicación eficaz, el conocimiento de sà mismo, el comportamiento asertivo, la capacidad de negociación y resolución de problemas y todas aquellas de carácter similar que en definitiva forman el núcleo de las competencias emocionales.