Tanya está en la academia, sin embargo, cuando la señorita Alicia marca el ritmo en voz y con las palmadas, Tanya no oye música alguna, se equivoca y tropieza a cada paso, no puede bailar. A Tanya le gusta bailar en la pradera, junto al río, siguiendo su propia música. Y allí, bailando con Barbara, su osita, descubre de repente lo que tiene que hacer para convertirse en una verdadera bailarina. En este libro, de la misma serie que Baila Tanya, de Patricia Lee, Satomi Ichikawa vuelve a captar la alegría y la pasión de la pequeña Tanya cuando danza al compás de su propia música interior...