Es esencial el abogado que siguiendo escrupulosamente los dictados de su conciencia, siendo absolutamente independiente en el desempeño de su cometido profesional, cumpliendo fiel y puntualmente con la tarea encomendada por su cliente, y siguiendo al pie de la letra los dictados deontológicos, éticos y morales de la profesión, no olvida que es un ciudadano más y que, en consecuencia, forma parte del proyecto social. Ese proyecto que vela por las libertades, las garantías constitucionales y la defensa de nuestro Estado de Derecho. Todo ello, y seguramente mucho más, representa el título profesional y moral de abogado esencial, mayormente cuando, en el desempeño de su cometido, alterna profesionalmente el ejercicio privado de la profesión con su integración en ese colectivo de abogados cuya misión es garantizar la igualdad ante la ley de aquellos que carecen de medios para procurarse un letrado particular, cuanto más cuando su dedicación en la Asistencia Jurídica Gratuita es esencialmente vocacional, lejos de cualquier consideración económica, pues ya adelantan los autores que el Turno de Oficio no es modus vi