La deriva punitiva que viene caracterizando la evolución de nuestra legislación penal en las últimas décadas, y de la que es significativo exponente la reciente introducción de la prisión permanente revisable, es a menudo justificada por el poder político de turno apelando a la demanda o voluntad ciudadana. Sin embargo, más allá de genéricas apelaciones a la voz ciudadana, que parecen así meras coartadas para imponer concepciones ideológicas predeterminadas, en nuestro país apenas se han realizado esfuerzos para hallar y (menos) comprender lo que demandan los ciudadanos de la justicia penal y el castigo. Por otra parte, realizar, como en el mejor de los casos se hace, una mera encuesta telefónica a ciudadanos desinformados sobre sus preferencias punitivas, no nos lleva a conocer más que su opinión desinformada, o mejor dicho, el primer impulso ciudadano sobre la cuestión. El objetivo del presente libro es, primero, avanzar en la superación de este estadio tan precario de opinión ciudadana, pasando de un impulso público (opinión desinformada) a un juicio reflexivo u opinión informada. Para ello se recurre a la metodología de la Encuesta Deliberativa diseñada por James Fishkin, cuyo objetivo fundamental es posibilitar una opinión ciudadana basada en la deliberación y el debate informado. En segund...
