La historiografía de nuestra Transición política ha concedido un fuerte protagonismo a los elementos del poder. En las interpretaciones mayoritariamente aceptadas, el papel del Rey, de Adolfo Suárez y de la clase política, en general, ha sido sobradamente reconocido. Por el contrario, no se ha tenido en la suficiente consideración la labor desempeñada por la clase obrera y sus organizaciones que, desde las fases intermedias de la dictadura, se habían embarcado en un constante y creciente proceso de protesta y reivindicación con marcados tintes políticos. La Transición a la democracia no hubiera sido posible en España sin la participación -antes, durante y después- del movimiento obrero y su empeño en acabar con la falta de libertades.