Esta obra de René Guénon es una denuncia del espiritismo y del ocultismo, precisamente desde la óptica del esoterismo tradicional. Como decía el propio Guénon: Entre todas las doctrinas neoespiritualistas, el espiritismo es ciertamente la más extendida y la más popular, y eso se comprende sin esfuerzo, ya que es su forma más simplista, diríamos de buena gana la más grosera; está al alcance de todas las inteligencias, por mediocres que sean, y los fenomenos sobre los que se apoya, pueden ser obtenidos también por no importa quién... (Para disipar este error, las enseñanzas esotéricas o las doctrinas tradicionales proporcionan) principios que, para quienquiera que los ha comprendido, son de una absoluta certeza, y sin los cuales uno corre mucho riesgo de extraviarse en los tenebrosos laberintos del mundo inferior, asi como tantos exploradores temerarios, a pesar de todos sus títulos científicos o filosóficos, nos han dado ya el triste ejemplo de ello. Sea como sea, en presencia de los acontecimientos actuales, estamos persuadidos de que nunca se hará suficiente para oponerse a ciertas actividades malhechoras y de que... nunca habrá demasiada luz difundida para disipar todas las emanaciones del Satélite sombrío...
