Buena parte de los manuscritos del Kamasutra, el tratado sobre el arte erótico compuesto en India en torno al siglo III d.C., estaban miniados; desgraciadamente, ninguno de los ejemplares antiguos ha sobrevivido. Para resarcirnos de esa pérdida fueron ejecutadas las admirables miniaturas realizadas en Bikaner (India septentrional) a finales del siglo VII, probablemente gracias a la mano de un artista conocido con el nombre de Ruknuddin. Estas miniaturas muestran una notable influencia de la técnica persa introducida por los moghules, pero se distinguen por el incomparable estilo propio de Bikaner. En éste resaltan elementos como las espectaculares formaciones de nubes, los panoramas de exuberante vegetación al claro de luna y la perspectiva a veces incoherente creada por la pura linealidad geométrica de las formas arquitectónicas. Transcurren ante nuestros ojos parejas empeñadas en actos eróticos dulcemente violentos o en caprichosas variaciones de las posiciones fundamentales contenidas en el Kamasutra: el ataque del burro, el salto del gato, el brinco del tigre, el aplastamiento del elefante, el frotamiento del jabalí y la monta del semental -y el lazo de la yegua, en el que la mujer, como una yegua, aferra al hombre tan fuertemente que éste no se pude mover. Denominaciones que podrían parecer al lector moderno como expresiones primitivas y naturalistas, y que pertenecen sin embargo al Kamasutra, ciencia del placer articulada, vasta y rígidamente normativa. Las ilustraciones de este libro -una coedición de Adelphi, Anagrama y Gallimard- vienen precedidas de un comentario de Wendy Doniger, eminente hinduista y estudiosa de historia de las religiones, que acompaña al lector en este galería de cuadros conduciéndolo poco a poco, con sabiduría, a los textos que las ilustran.
