Madrid, crisol de culturas antagónicas, kilómetro cero de ilusiones y deseos, dónde las niñas hace mucho, muchísimo, que dejaron de querer ser princesas, contempla desde hace bien poco las desgracias de un nuevo huelebragetas, Julio Cabria, desdichado ex de muchas cosas, tantas que no puede macerarlas en alcohol ni desdibujarlas con una buena mano de naipes, por eso un día se sube a la cornisa de su bloque, ese lugar mágico dónde comienzan y terminan tantas historias, para dejarse rodar por otro abismo buscando un destino tan incierto como el suyo. Quizás el miedo a llevarse en su desgracia algún impaciente espectador del teatro Calderón o algún otro enamoradizo con prisas por meterle mano a su pareja en los cines Ideal, le hace reflexionar mas de la cuenta, cosa inevitable, pero que no debería hacer un suicida si tiene claras sus intenciones porque de este modo puede darle tiempo para que lo encuentren esos dos secuaces-guardaespaldas-hombres para todos tan tarantinianos del mafioso del barrio, Andrés Escribano Antúnez, El Botines. Y cuando El Botines busca alguien lo encuentra y más en este barrio púbico de Madrid, dónde en la trastienda de cualquier oscuro garito pueden llegar a compartir timba Toni Romano, Julio Cabria y si me apuras hasta el mismísimo Carlos Salem. Y El Botines lo busca porque él también busca y no encuentra a su supuesta novia italiana Pandora que ha desaparecido sin dejar rastro alguno. La investigación, a priori, no debería resultar complicada, salvo porque en la misma se entromete Meléndez, la mala leche personificada en madero y para colmo prometido de la ex de nuestro detective. La cosa, como es de esperar, resulta ardua y nadie parece saber nada de la italiana, salvo Vitriolo, un asiduo como el resto, del bestiario de El Portón, el bareto en el que César distribuye cada día con desgana los ceniceros por la barra de nogal a la vez que atiende a los clientes con alcohol e información. Julio Cabria, adicto a todo menos a la vida, se meterá de lleno en esta complicada búsqueda que llenará sus días de humo, golpes y desamor. Oscar Urra consigue con esta novela ilusionarnos a todos los qu
