Según la enseñanza de Buda, nacer como un ser humano es un privilegio, porque ofrece una rara oportunidad de liberación a través del propio esfuerzo decisivo y de encenderse en el profundísimo asiento de la conciencia. Vivir es avanzar hacia esa otra Muerte que traza la frontera entre la ignorancia y el conocimiento sagrado. Durante esa travesía posible, tenemos la opción “renacer” sin límites. El núcleo de Divina Trascendencia que nos habita es el mismo que da coherencia al universo infinito. Credo Tibetano del Morir y del Renacer -la visión magna de Padma Sambava editada y traducida por el poeta argentino Miguel Grimberg- invita a descubrir la clave del propio destino individual.