Se conoce con el nombre de Satiricón a un conjunto de fragmentos, extensos, medianos, pequeños y mínimos que, gracias a la labor incesante de los filólogos, forman en términos muy generales el relato de una serie de episodios que guardan una cierta continuidad. Falta una gran parte del principio, y no se sabe cuánto del final. Hay entre ellos muchas lagunas más o menos extensas, y quedan fragmentos para los cuales no se ha encontrado sitio. Según indicaciones de algunos de los manuscritos en que se han conservado, estos fragmentos -en total, unas 120 o 140 páginas de un libro corriente de nuestros días- corresponderían a los capítulos 14,15 y 16 del relato. Esto quiere decir que no poeseemos ni la quinta parte de la obra original. Y si esta hubiera constado de 18 o 20 libros, ni siquiera la sexta o séptima parte. José Excaligero, fue el primer estudioso que atribuyó la autoría del Satiricón a Petronio, árbitro de la elegancia, aquel cortesano de Nerón cuya muerte describe Tácito con rasgos inolvidables en el libro XVI de sus Anales. Esta opinión ha sido muy controvertida, pero ahora consta de un asenso mayoritario.