El funcionario desnudo es el primer volumen de sus memorias, es una crónica autobiográfica que recoge precisamente aquellos años, salpicados de anécdotas, que Crisp narra con gracia inimitable, en un tono agridulce y recurriendo a menudo a un sano y balsámico cinismo. Por sus páginas desfilan personas y personajes, miembros de la peculiar fauna de la bohemia londinense de antes y después de la II Guerra Mundial, desde completos desconocidos hasta ilustres y extravagantes artistas, como Mervin Peake y Colin Wilson.