El mérito de esta obra es ir al fondo: a los presupuestos últimos y al andamiaje filosófico que subyacen a las tesis de Ronald Dworkin: la teoría de la única respuesta correcta, el aguijón semántico, el derecho como integridad, la interpretación constructiva, etc. Y su autor, Pablo Raúl Bonorino, lo hace con un espíritu crítico y constructivo: aplicando el propio método dworkiniano al tratar de presentar la teoría que se interpreta como la mejor teoría posible. Dworkin ha salido ganando, ya que a partir de ahora se podrá sopesar mejor su importancia y ajustar las críticas positivas o negativas. Sin lugar a dudas, esta obra constituye un ejemplo magnífico de como trabajar seriamente en filosofía del derecho.