Hace noventa años que la Virgen del Rocío lleva su corona de reina, noventa años que el Papa Benedicto XV dio su aprobación para que la Blanca Paloma recibiera uno de los máximos honores que puede recibir una advocación mariana: su coronación. Su devoción más allá de cualquier frontera y sus reconocidos favores fueron méritos más que suficientes para que los fieles de principios del siglo XX acogieran de muy buen grado la idea de coronar a la imagen de Nuestra Señora del Rocío y consiguieron que desde 1919 la Blanca Paloma lleve su presea. Este libro muestra todo cuanto sucedió en esa fecha y en los años anteriores hasta llegar al 8 de junio de 1919 cuando el cardenal Almaraz, arzobispo de Sevilla, colocó la corona en la Imagen de la Virgen