Fue mucho más que su propio personaje. Un creador efervescente; un observador y un cronista meticuloso, terrible; un poeta de lo efímero, un enamorado de la vida. Un soñador, pero también un tremendo pragmático. Un creador, ya se ha dicho; pero hay que repetirlo. Rico, rápido, agrio, despiadado testigo de una época también despiadada, también agria. Vázquez, su vida, su leyenda, sus página, es Historia de nuestros tebeos. Nuestra Historia.