El clasicismo efervescente de Gir y el vertiginoso delirio de Moebius. ¿Cómo alguien puede conjugar dos sensibilidades tan contrarias sin dejarse arrastrar por el desequilibrio, sin perderse en el viaje? Intuición y disciplina; dos polos –opuestos– de atracción, dos métodos de trabajo que definen la obra de un creador fundamental de la Historieta europea; una autor capaz de fijar, en el entramado minimalista del esbozo casual, el espacio abierto, la caída en el vacío, la tersa belleza del ensueño.