Según las agencias especializadas de Naciones Unidas, la prolongación durante trece años de las sanciones económicas costaron al pueblo de Iraq un millón y medio de muertos, de ellos 600.000 menores de cinco años. Lo aquí narrado es, sencillamente, la letra pequeña de ese régimen de genocidio cometido premeditadamente por algunos gobiernos y tolerado por el resto de la comunidad internacional.