El amor, ya sea dubitativo, cuasi-maternal, absorbente, racional o vagamente exótico, es el tema de La increíble velocidad del planeta y Flores de papel . Ambas piezas se preguntan por el empleo del tiempo, por el problema de la elección y, consecuentemente, por el sentido de la vida misma. Se podría decir que la primera, al exponer los comienzos del encuentro amoroso, es el pre-texto de la segunda, que levanta acta de las relaciones de pareja y, sobre todo, de los fracasos sentimentales. El autor desea plasmar la dolorosa constatación de que, al igual que ocurre con el vertiginoso giro de la Tierra, la vida pasa increíblemente deprisa. También desea recordarnos que, del mismo modo que la vida puede no ser más que una serie de comedias que uno interpreta para olvidar sus miedos y angustias, estas comedias en dos actos —como vivir y morir— son en realidad comedias profundamente serias. (Dominique Deblaine)