En Nueva Atlántida (1672), el filósofo inglés Francis Bacon -al que algunos atribuyen la redacción de las obras de Shakespeare y otros consideran una de las principales figuras de la Órden Rosacruz- imagina una sociedad regida por los frutos de la ciencia: no existen políticos ni burócratas, y sólo los que destacan en alguna ciencia participan de la toma de decisiones, una idea socialista sorprendente en medio de una sociedad en la que los pobres ni siquiera habían hecho su aparición en los textos de la historia.